Dia 03 [Libre]

Uno de los tantos llegados del cielo, en mi frente solo se pintaba la palabra “tecnología” donde quiera que veía a uno de ellos y hoy era mi día de suerte, uno de los tantos tipos se encontraba cerca de mí, su capacidad para moverse en el bosque no era igual a la nuestra, eran algo torpes, no eran perceptivos con lo que les rodeaba, definitivamente habían sido criados en una caja metalica o al menos eso era lo que nos decíamos entre nosotros en el pueblo. ¿Cómo me había encontrado a este tipo? Habíamos venido de caza, mis muchachos y yo y bueno, una cosa lleva a la otra, me separé del grupo, al notar la presencia humana.

–Tranquilo. –Comenté levantando los brazos con una gran sonrisa. –También tengo sed como tú. –Mi triste intento de espada no era rival para él y su arma de fuego, tampoco era que deseara combatirlo, era más una, conversación amistosa, sí así dejaba. –¿Por lo menos hablamos el mismo idioma? –Pregunté acercándome un poco al agua aún con las manos arriba, no solíamos ser tan civilizados, o al menos no todos los Grounder, mi idea principal era tener a los míos educados, preguntar antes de atacar y cuando tocara atacar ser unos salvajes como los renacidos.

Era bastante explosivo, me recordaba mucho a mi gente, no éramos tan diferentes, solo veníamos de lugares distintos, humanos al final, pero distintos ¿alguna vez mi padre hubiese razonado con estos hombres? No lo creía, era un hombre atravesado, terco, estúpido y ante todo agüerista, no podíamos mantenernos así, quizás los hubiese tomado como dioses, o los hubiese destrozado como demonios, por suerte el Rey Svartsjäl estaba muerto y ahora reinaba el segundo sangre negra, aunque odiaba el apodo de “sangre negra” o que me llamasen “rey” algunos, mi padre los había inculcado así, entonces tenía que soportarlo un poco más. El visitante hacía preguntas obvias algo complicadas de responder a simple vista.

–El problema es, Lean, que ya no hay grandes ciudades, todo fue destruido por la estupidez del ser humano, ahora nos volvemos a agrupar, es un nacimiento nuevo, nuevos pueblos están naciendo, incluso hay distorsiones en el idioma que conocemos y también… –No quería aterrarlo pero alguien debía mostrarle la realidad del planeta al que vino a habitar por decisión propia o no, suspiré un poco, al verlo sentado me sentí incomodo así que decidí tomar asiento frente a él. –Tranquilo. –Le avisé antes de hacer mi siguiente movimiento, saqué la especie de espada que tenía guardada detrás y la enterré en la tierra, la espada me incomodaba para sentarme, no vestíamos a la moda como alguna vez se habría hecho y llevar una “espada” de esa manera era incomodo para muchos movimientos.

–¿Dónde quedé? Cierto. –Junté las manos. –También hay deformaciones genéticas por la radiación… Que van desde un punto mediocre, débil y que no causa daño a nadie. –Señalé mis mechones rubios al lado derecho de la cabeza. –Hasta locura absoluta… Hay bestias nuevas, hay seres nuevos y ciertos hermanos nuestros. –Por hermanos me refería a humanos. –Están completamente lunáticos. –Me encogí de hombros, ¿de mis fronteras? Quizás debía darle un nombre a mi pueblo y amurallarlo, quizás debía enloquecer como mi padre, pero aún no era momento de hacer una especie de castillo, los más poderosos caían y yo no quería ser poderoso aún, no sin la tecnología, el Monte Weather, eso era lo que debía contarle al pelinegro, sin embargo preferí omitirlo por el momento.